Desde 1970 han habido dudas sobre los riesgos por la utilización de teléfonos móviles, y sobre si la radiación emitida podría producir cáncer. En la actualidad, si preguntas a cualquiera sobre los peligros de utilizar un teléfono móvil, a menudo escuchas «pueden ser perjudiciales, pero no sé por qué… lo oí en la radio… producen cáncer»
Las redes WiFi, los cables eléctricos y los teléfonos móviles, todos emiten radiación. La palabra radiación puede hacernos pensar en Fukushima, Hiroshima, contaminación, bombas atómicas, etc… Pero lo que está claro es que hay una enorme diferencia entre la radiación electromagnética de un teléfono móvil y la radiación por rayos-X de un hospital. El esquema de debajo muestra una comparativa de la potencia de la radiación de las distintas tecnologías.
- Radiación no-ionizante: cualquier tipo de radiación electromagnética que no transporta suficiente energía por quantum como para ionizar átomos o moléculas.
- Radiación ionizante: radiación consistente en partículas, rayos-X o rayos gamma con suficiente energía como para causar ionización en el medio que atraviesa. La exposición a radiación ionizante produce daños en el tejido vivo, y puede resultar en mutaciones, enfermedades por radiación e incluso cáncer.
Centrándonos en las cifras: todo es por la potencia de la radiación.
Los teléfonos móviles entran en la categoría de «Radiación no-ionizante». La radiación emitida es extremadamente baja, insuficiente para romper las cadenas moleculares del interior de la célula humana.
Sin embargo, las radiaciones UV, gamma o rayos-X son muy potentes, y romperán las cadenas del interior de tus células, incluyendo tus moléculas de ADN, provocando que muten mientras se replican. Los rayos UV, rayos-X y rayos gamma (radiación ionizante) tienen todos energía superior a los 480 kilo-julios por mol. Los teléfonos móviles, sin embargo, emiten menos de 0,001 kilo-julios por mol. Esto supone unas 480.000 veces menos que los rayos UV.
«Recibirías más radiación del sol en una playa en España durante un día, que si tuvieras que abrazar una torre de telefonía móvil durante un año.»
-James Browne, Ingeniero de RF en Stelladoradus
…y estamos hablando de una torre con una transmisión masiva, no hablemos ya de un teléfono móvil. Así de mínima es la energía.
La distancia desde la fuente de la transmisión (el teléfono) hasta ti es importante.
Bueno, ahora ya comprendemos que la energía emitida por un teléfono móvil es mínima. De cualquier modo todavía queda en el aire la pregunta de si largos periodos de tiempo con el teléfono móvil pegado a tu cabeza (o a tu ingle) conllevan riesgo. Distintos ámbitos de búsqueda arrojan resultados diferentes. La Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer recientemente afirmó que la radiación no-ionizante podría causar cáncer a los humanos.
Por contra, en 2006 fue publicado un estudio realizado por un gran grupo Danés sobre la conexión entre el uso de teléfono móvil y la incidencia del cáncer. El estudio realizó un seguimiento a alrededor de 420.000 ciudadanos daneses durante 20 años, ¡y no mostró absolutamente ningún incremento en el riesgo de cáncer!
Así que, ¿a quién creemos? Bueno, la respuesta es que no hay una respuesta definitiva. No ha transcurrido el tiempo necesario para comprender los auténticos efectos de la radiación cerca de tu cabeza.
Mientras tanto, ¿qué puedes hacer para minimizar cualquier riesgo?
Puedes hacer dos cosas:
1) Alejarte el teléfono mientras hablas. La potencia de la fuente transmisora disminuye por el cuadrado de la distancia. Esto quiere decir que si triplicas la distancia entre el teléfono y tú, reduces la potencia por un factor de 9. En cualquier caso, ¿es esta solución realmente práctica? No me imagino a mí mismo sujetando el teléfono con el brazo totalmente extendido mientras hago una llamada.
2) Reducir la potencia del teléfono.
Sí, esto es factible. Los teléfonos funcionan amplificando la señal de salida cuando la señal presente en la zona es débil. En un túnel subterráneo, por ejemplo, donde no hay apenas señal, tu teléfono estará enviando toda su potencia intentando localizar una conexión. Un repetidor de telefonía móvil instalado en tu casa te garantizará la señal necesaria; con esto tu teléfono puede reducir su potencia de radiación y aún así conectarse a la red. Consecuentemente, recibirás menos radiación tan cerca de tu cabeza. Es la solución más conveniente.
Así que, para resumir este artículo: hasta la fecha no hay pruebas concluyentes de que la radiación emitida por tu teléfono móvil sea dañina. Pero para estar en el lado super-seguro, puedes reducir cualquier posible riesgo instalando un repetidor en tu casa, el cual no solo te proporcionará buena señal, sino que además reducirá la potencia de radiación de tu teléfono.
Y mira, ¡también te durará más la batería!